A eso de las 11:00h, las campanas de la Iglesia empezaron a sonar. San Pelayo salió del templo de la localidad en unas andas decoradas con flores, que se colocaron la víspera por la tarde, a pesar de la tormenta que visitó el pueblo. Otros despejaban el camino de hierba y espinos o limpiaban la ermita. Mencionar que año es el décimo aniversario de la inauguración del pendón y la pendoneta (más información de estos símbolos aquí).

En la procesión, el santo salió acompañado por la pendoneta, la cruz y los farolillos. Los fieles le seguían, cantando el Santo Rosario, en dirección a la ermita, ubicada a aproximadamente un kilómetro y medio del pueblo, bajo la sombra de grandes robles.

La misa se celebró dentro de la ermita, recordando la historia de este santo y honrándolo. Al concluir la ceremonia, la multitud se dirigió a un claro al otro lado del valle, donde esperaban diversos embutidos: queso, cecina, chorizo, salchichón y jamón, todos de Embutidos Gutiérrez, de Carbajal de Rueda. También había sardinas, bebidas y un buen café.

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